Objeto de peleas y enfrentamientos, este apreciado metal, culpable del insomnio de más de uno, ha jugado un papel protagonista a lo largo de la historia. Atrás quedaron los tiempos en que la ausencia de derechos legales imperaba cuando cientos de personas emigraban hacia California absorbidos por el sueño de hacerse ricos, se dejaban enfermar por la fiebre del oro americana para convertirse en auténticos buscadores de oro.
Corría el siglo XIX, y aunque hoy, en pleno siglo XXI hay quienes continúan buscando el ansiado oro, por diversos ríos del mundo, inclusive en España, mucho ha cambiado su regulación. Y es que contamos con un organismo oficial, el Consejo Mundial del Oro que vela por mantener el equilibrio y la legalidad del comercio de este metal.
Velar por los intereses de todos
Si antiguamente la gente estaba dispuesta a dejarse la vida en las minas para hallar la fuente de riqueza personal, en cuya defensa no se escatimaba el uso de la violencia, para el Consejo Mundial del Oro este metal debe constituirse como una fuente de desarrollo económico y social donde se persiga no el enriquecimiento personal, sino un desarrollo sostenible y el alivio de la pobreza de quienes lo pasan especialmente mal por la falta de recursos.
Las normas nacen para establecer un orden necesario en toda sociedad. Así nacen también las regulaciones que el Consejo Mundial del Oro establece en distintos sectores en los que trabaja, como la inversión, la joyería e incluso en los temas decididos por los Gobiernos y en los que esté en juego este valioso metal.
Lo que muchos tal vez no imaginan es que el oro, y por tanto, el Consejo Mundial del Oro, también tiene su repercusión en el sector de las tecnologías. Actúa invisible pero con firmeza en las 23 empresas que, actualmente, son líderes en la minería del oro en el mundo. Su sede física se encuentra en Reino Unido, pero mantiene delegaciones en Europa y Estados Unidos, y en países más lejanos como la India o el Lejano Oriente.
Renovación, creatividad e inversión. Mirada hacia el futuro
Lo que no ha cambiado es el hecho de que disponer de oro supone mantener una importante fuente de activos, así como una inversión en nuestras manos hacia tiempos venideros. Es por ello la delicadeza que entraña cada una de las decisiones que vayamos a tomar donde esté involucrado el oro. Igual que no puede fabricarse dinero descontroladamente para que su valor no baje, las reservas de oro necesiten de un control.
El Consejo Mundial del Oro asesora a los Gobiernos en sus decisiones y a los inversores. Fomenta la investigación del oro para mejorar su uso en la joyería y las posibilidades que ofrece en el campo tecnológico. Al tiempo que protege el respeto medioambiental así como el desarrollo sostenible de los pueblos involucrados en la explotación de este noble metal.