El oro siempre ha sido un activo que se percibe como un refugio seguro en tiempos de crisis económica.
2022 está resultando ser, sin duda alguna, un año convulso a nivel económico. Pese a las perspectivas de amplio crecimiento económico tras superar la pandemia de coronavirus, estas no se han materializado y una crisis de inflación y de incremento de precios en las materias primas junto con la inestabilidad geopolítica y la guerra están haciendo de 2022 un año de gran incertidumbre y de comienzo de una más que probable recesión mundial.
En situaciones como estas el oro siempre ha sido considerado un valor refugio para los inversores, históricamente cuando la situación económica es incierta el dinero busca inversiones que mantengan su valor en el medio y largo plazo.
Debido a su percepción de seguridad, el oro sirve de cobertura contra la inflación y la devaluación de la moneda.
Del mismo modo, en una situación de inflación desbocada como la que estamos viviendo, los bienes inmuebles suelen ser una buena opción para proteger nuestro capital de la erosión de la inflación. La mala noticia es que muchos indicadores apuntan a un más que probable frenazo o incluso pinchazo de la burbuja inmobiliaria a nivel mundial, lo que hace que la inversión en bienes inmuebles se torne mucho más arriesgada.
En un escenario como este, el oro y otras materias primas gana atractivo como valor del refugio ante el mordisco de la inflación. Además, todo el capital que huya de la inversión en bienes muebles incrementará el flujo hacia otros valores refugio tradicionales como el oro.
El precio del oro tiende a subir cuando los inversores buscan activos seguros durante las turbulencias económicas o las caídas del mercado.
Este es uno de los mecanismos que hace que el oro y las materias primas aumenten de precio durante épocas convulsas de turbulencias e inestabilidad en los mercados, la mayor demanda de estos bienes incrementa su precio, haciéndolos aún más atractivos como valores refugio.
El precio del oro aumentó durante la crisis financiera de 2008 y la pandemia de coronavirus de 2020.
Esto mismo lo pudimos ver durante la crisis financiera de 2008, así como durante la crisis de la pandemia del coronavirus. Tras estas experiencias recientes, es bastante seguro afirmar que todo apunta a que el oro aumentará de precio durante todo el 2022 y probablemente el 2023, mientras las expectativas de futuro sean inciertas.
El oro seguirá siendo un importante activo de refugio en 2022 y más adelante.
Pese lo arriesgado que resulta siempre intentar predecir el futuro, en este caso creemos sin duda que el oro es un buen refugio este año 2022, puesto que la experiencia histórica así nos lo indica y la situación de inestabilidad que acaece actualmente tiene visos de continuar durante bastante tiempo.
En caso de plantearse invertir en oro o materias primas cómo refugio para nuestros ahorros, cuanto antes lo hagamos mejor, puesto que la huida de capitales de otros valores con mayor rentabilidad, pero menos seguros, hará que el precio del oro suba rápidamente en los próximos meses así que cuanto antes compremos mejor.